Hoy toca comentario sobre algo
diferente a la escritura, y es que el cine es otra de las aficiones que tengo
aunque por circunstancias familiares ahora puedo disfrutar muy poco de él
(vamos, que con mis dos enanas no tengo tiempo de ir a ver ninguna película ni de broma…). Así
que toca tirar de un clásico por el que particularmente siento debilidad.
Sin lugar a dudas, Orgullo y
Prejuicio, de Jane Austen, debe ser una de las novelas más leídas por todas las
personas aficionadas a la lectura romántica. ¿Qué
mujer no se ha enamorado de ese señor Darcy, con su aspecto serio,
encopetado y tieso como un palo, pero que resulta que tiene un corazón bueno y
generoso, con principios honorables y que además está “prendaíto” de la buena
de Elisabeth Bennet?.
El libro ha pasado por mis manos
en varias ocasiones (de hecho, fue una de las primeras que leí cuando empecé
con el género romántico); la serie protagonizada por Colin Firth también la he
visto en un par de veces, y la película protagonizada por Keira Knightley
la he podido ver como cien mil (vale, no tanto, pero sí muchísimas).
Cuando alguna vez he hablado con
alguien respecto a la adaptación audiovisual de este libro, y sale la cuestión
de si prefiere la versión de la
serie de la BBC o la película de 2005, hay mayoría aplastante de la
primera respecto a la segunda. Y es que Colin Firth es mucho Colin Firth.
Reconozco que, por un motivo que
desconozco, este era un actor que a mí, ni me iba ni me venía. Me daba la impresión de que era demasiado
neutro, muy “plano”, pero a medida que lo voy viendo más y más, no puedo dejar
de mostrarme de acuerdo en que tiene su puntillo. No voy a negar que tiene algo
que gusta y que cuanto más se le ve, más engancha. O al menos, eso ha pasado
conmigo (Vale, confieso que me encanta la escena de la serie en que Darcy llega
a Pemberly, se mete a nadar en el estanque, y cuando sale chorreando agua por
todas partes como si fuera un estropajo se encuentra con ella. Me encanta su
expresión de upss!!)
Pero también creo que el actor
Matthew Macfadyen lo borda en la película. Obviamente, al ser ésta de menor
duración, los guionistas han adaptado el libro a su conveniencia, pero la peli
me gusta y mucho. Destacaría tres momentos: la mirada que le echa a Lizzy en el
primer baile en el que se conocen (ese doble giro de cuello no tiene
desperdicio); la cara de preocupación y nerviosismo que no le deja estarse
quieto cuando se entera que Lidia se ha escapado con el señor Wickham; y por último, ese paseo por
la bruma del amanecer con su gabán al viento y su aspecto informal…
Quizás por el desarrollo de la
historia, me decantaría más por la serie que es más fiel a la novela. Pero por
los momentos que he descrito antes, así como por la cantidad de veces que he
visto la película, hacen que me incline definitivamente por esta segunda
opción. Solo tengo un pero y es el final, ya que se echa de menos un arrumaco
más intenso entre los dos (se que en la versión americana si hubo un final con
beso incluido, pero desconozco el motivo de que no llegara ese final a los cines de España).
Pero como para gustos los
colores, ¿por cuál os decantaríais vosotras?
1 comentarios:
Yo, sin lugar a dudas, me inclino por la serie. Esa camisa mojada y ciertamente la expresión de 'Upssss", esas miradas que él le dirige mientras ella toca el piano, ese enamoramiento lento que se va adivinando en miradas y gestos... ¡Y esa declaración torpe y la fabulosa respuesta de Lizzy.y la cara de "No me lo puedo creer" para mí, no tiene precio!
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